
Como
especialistas en la fabricación e instalación
de techos de lamas de aluminio hemos podido comprobar de muchas de las
personas que se interesan por nuestros productos suelen confundir el aluminio y
el acero. No es extraño pues, aparte de compartir un aspecto similar, sobre
todo a los ojos de alguien que no tiene costumbre de trabajar con uno u otro
material, cuando hablamos de su instalación en cocinas, algunas personas lo
asocian inconscientemente al material que suele dominar las cocinas
profesionales.
Sin embargo, acero y aluminio son dos metales con propiedades bien diferentes,
por ejemplo, en cuanto a su resistencia, mucho mayor en el caso del acero lo
que hace que éste sea más complejo de manipular y deformar. Sin embargo, la ductilidad
del aluminio permite crear finísimas chapas como las que utilizamos en la instalación de techos de lamas de aluminio.
Si hablamos de dureza, la del aluminio es considerablemente menor, por lo que
es más sencillo su estiramiento y deformación. También es menor la elasticidad
del aluminio, lo que significa que apenas hay tendencia a recuperar la forma
original antes de que se le aplicara cualquier fuerza para su deformación.
Una elasticidad más baja junto a una densidad también más reducida para el
aluminio lo convierten en uno de los metales que se puede mecanizar y manipular
con mayor facilidad aunque eso implica también que, cualquier pieza construida
en aluminio, en caso de ser sometido a cualquier fuerza puede ser más fácilmente deformado.
Una última ventaja de las planchas de aluminio de Diluvid es la amplísima gama de colores en la que están disponibles.